ORIENTE
Campings: la fórmula anticrisis
El turismo en tienda de campaña y bungalows se convierte en una buena opción para ajustar el presupuesto vacacional
El campismo es el arte no sólo de sobrevivir en la
naturaleza sino de disfrutar de ella sin dañarla. Todo campista debe
conocer, practicar y transmitir las principales reglas de esta práctica
de una manera responsable. De ahí que un buen campista es quien además
de pasarlo bien en contacto con la naturaleza, sabe estar cómodo,
cocinar sus propios alimentos y protegerse del clima, entre otras muchas
cosas. Los campings son, a su vez, una modalidad más de alojamiento
turístico que, adaptándose a todos estos principios, comenzaban hace
unos años una carrera hacia la calidad y la garantía del confort a sus
clientes.
Puede que por este cambio de rumbo o por ser una opción
más económica, lo cierto es que los campings están aguantando la
tormenta de la crisis. Las reservas alcanzan el 90% para el mes de
agosto y el 80% para el mes de julio, una previsión que no pueden
confirmar propietarios de hoteles y alojamientos rurales. Tan poco
afecta la situación económica que incluso contribuye a que nuevos
usuarios se decidan a dar el paso y prueben a pasar sus vacaciones en un
espacio nuevo, que en la mayoría de los casos es calificado,
erróneamente, como alojamiento de segunda categoría.
Y es que hoy en día los campings son otro mundo. Incluyen
confortables bungallows, apartamientos, piscinas climatizadas y
tratamientos spa, complejos deportivos, áreas infantiles al aire libre y
cubiertas, servicios de lavandería completa, internet gratuito y hasta
áreas de relax y oficinas, para los que se llevan el trabajo de viaje.
Todo ello recogido en áreas de más de 50 hectáreas de extensión. A pesar
de esta nueva corriente, no todos los campings en el Oriente siguen
este crecimiento. Los hay que no necesitan incluir servicios para ganar
clientela porque sólo el paraje natural en el que están ubicados habla
por sí solo.
Lejos de lo que pueda parecer, y a pesar de tantas
opciones de mercado, las tiendas de campaña no han perdido ni un ápice
del boom que vivieron hace algunas décadas y continúan siendo una de las
opciones preferidas de los campistas, en parte, gracias a su propio
avance tanto en diseño como en comodidad.
La comarca del Oriente cuenta con un total de 21
campings, 17 de ellos adscritos a la Asociación de Campings de Asturias,
un colectivo que preside Ramón Álvarez, un propietario que se
enorgullece de capitanear un colectivo de establecimientos que lidera la
oferta del norte de España. El Principado de Asturias inició la
redacción de una nueva legislación de este tipo de instalaciones y dio a
los campings cuatro años durante los que adaptarse a ella. La actual
normativa, aunque aprieta a los propietarios, hace que sus
establecimientos cuenten con una excelencia turística de la que pueden
presumir frente el resto del país.
Ramón Álvarez regenta desde hace décadas el camping Picos
de Europa, en Avín. En casi 100 hectáreas de extensión sus
instalaciones cuentan con 200 parcelas de acampada, bungallows y
apartamentos rurales. Además, está intentando recoger una buena parte de
las exigencias que impone el mercado. Este invierno, sin ir más lejos,
los servicios se han aumentado con el vallado de la piscina, la
colocación de varias duchas solares y la construcción de un pequeño
parque infantil cubierto, para los días de lluvia. «No podemos
dormirnos», recuerda Álvarez. Quizás es por eso que, en 2009, su camping
recibía el premio Four Seasons, que premia la labor de mantener las
mismas atenciones para los clientes durante todo el año. Un galardón que
sólo ha recibido otro camping en el país.
El presidente del colectivo campista reconoce que los
precios en sus instalaciones se mantienen. «Hace cuatro años que no
modificamos los precios, no bajamos pero tampoco subimos, y eso es algo
que los clientes agradecen», destaca. Para él las expectativas respecto a
los próximos meses de verano son muy altas, pues así lo reflejan las
reservas con las que ya cuenta. En total pueden reunirse en este camping
un total de 700 personas, para las que además de instalaciones y
servicios se cuenta con actividades de turismo activo y visitas a los
centro de interpretación de la Fauna Glaciar y el queso Gamonéu. «Hemos
de apostar por el confort y la comodidad para el cliente. Si los
usuarios salen contentos ya tenemos un paso dado de crucial
importancia», considera.
Desde unos 80 metros sobre el nivel del mar, en el
concejo riosellano, el Camping Ribadesella rompe moldes dentro de su
propio sector. Cuando cualquier cliente piensa en unas instalaciones
adaptadas al máximo a los últimos avances no puede imaginar que exista
un equipamiento parecido al que Chicho López Pérez ha construido en
50.000 metros de área. Dos piscinas, una de ellas cubierta y con
servicio de spa, gimnasio, zona deportiva con pistas de tenis y pádel,
dos parques infantiles, espacios de barbacoas cubiertas, un miniclub de
juegos para niños, zonas verdes, bungallows de mayor y menor tamaño y un
largo etcétera, que se completa con las dos últimas incorporaciones, un
minigolf para adultos y una pista de petanca.
«En mi tiempo libre me gusta observar y coger ideas de
otras instalaciones. Llevo muchos años en esto y amo mi trabajo, he
decidido que una parte de los beneficios debe revertir en mejorar el
propio negocio y eso es lo que hago cada año», señala este riosellano.
Para él la crisis no ha llegado a perjudicar todavía a los campings,
quizás todo lo contrario. «Recibo muchas llamadas de gente que hace
preguntas muy raras, que se nota que nunca han venido de camping y que, a
lo mejor, en estos momentos lo ven como una opción vacacional más
ajustada a sus bolsillos», nota.
«El gran error de la gente es que desconoce cómo son los
campings», opina López. Desde su punto de vista el desconocimiento de
este tipo de instalaciones lleva a pensar a la gente que no es una buena
opción como alojamiento turístico, por lo que pide a la administración
que haga los esfuerzos posibles «para que dejemos de ser el patito feo
del turismo y se nos considere un poco más dentro de la oferta
regional».
Si hay que elegir un tipo de público por el que apostar
este propietario se decanta por el infantil. «Los niños son lo que
escogen los sitios de vacaciones, si los tienes contentos con tus
instalaciones seguro que se encargan de hacer a la familia repetir»,
considera. A pesar de que sus instalaciones podrían colmar los deseos de
muchos tipos de clientes, su filosofía de negocio les lleva a realizar
encuestas a los usuarios donde les piden su opinión y sugerencias para
mejorar. «Normalmente a la cara nadie dice nada, pero cuando les das
boli y papel sí que se sinceran y para mi es la mejor opción de conocer
si vas por buen camino», explica. Además, todo trabajo tiene su
recompensa si es cuestión de clientela, por lo que entre todos los que
completan esa encuesta el camping sortea regalos.
En este camping de Sebreño la crisis se nota en la rutina
de consumo. «No hay tantas ventas en el supermercado ni tanto consumo
en el restaurante», reconoce López Pérez. Pero las reservas son de
momento muy buenas.
No tiene la misma opinión el gerente del camping La Paz,
en Vidiago. Allí la perspectiva de negocio es diferente, pues sus
instalaciones sólo ofrecen acampada a tiendas, autocaravanas y
coches-cama, y en este sector las reservar no son habituales. Javier
Soto reconoce que mentiría si dijera que la crisis no le ha afectado a
su negocio. «La clientela habitual está retraída, no se atreve a salir
tanto de fin de semana y eso se nota negativamente», relata. Sus 434
parcelas, casi todas ellas con unas espectaculares vistas a la playa de
Vidiago, cuentan con la ventaja de estar colocadas en terrazas, «por lo
que los clientes no se tapan las vistas unas a otras, algo que valoran
mucho». Aunque durante el verano llegan prácticamente a llenarse, lo que
parece estar afectando más que la crisis en este camping en concreto es
el mal tiempo. «Antes con mal tiempo trabajaba mal pero es que ahora,
si llueve, no trabajo nada», reconoce Sordo.
Experiencias hay para todos los gustos, y siempre hay una
parte más negativa. Quizás los campings de costa tengan menos
posibilidades a la hora de ampliar instalaciones. «Nosotros sí nos
planteamos incluir otros servicios en el futuro, pero por ejemplo, al
tener la playa tan a mano, una piscina sería innecesaria. Además el
espacio nos coarta», manifiesta Javier Sordo.
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