domingo, 25 de marzo de 2012
Playa santa marina de ribadesella
Existen pocas playas en el Cantábrico que dibujen una panorámica tan espectacular y que están circundadas por un paisaje tan contrastado. Tomando una vista aérea, o divisando la playa de Ribadesella desde el popular paseo de Guía, en el monte Corberu, descubrimos que la Sierra de Escapa, el monte el Mofrechu o la Sierra del Sueve proporcionan un telón de fondo extraordinario. Altas cimas que descienden pausadamente hasta el mismo nivel del mar y que conceden una perspectiva sublime.
Observamos también cómo el río Sella, que desemboca en la misma playa, crea un estuario de los más bellos de Asturias. La ría perfila una gran curva y suavemente se mezcla con el mar. Se trata de un delta que, además, añade a la playa su dimensión naútica, pesquera y recreativa.
A pie de arena descubrimos que la playa de Santa Marina no es un playa más, sino un espacio de un kilómetro y medio de longitud donde se conjuga patrimonio, historia, turismo, sociedad y ecología. La idiosincrasia de este arenal deriva de un pasado diferenciador. Antes del siglo XIX permaneció inalterable, en bruto, comunicada por lanchas, como una isla solitaria en forma de concha, próxima a un extenso humedal que era el hábitat idóneo para numerosas especies de aves migratorias. La playa estaba flanqueada por el monte Somos y el Corberu, dos promontorios igualmente vírgenes por aquel entonces.
Su urbanismo peculiar no deja indiferente. A pie de playa descubrimos las construcciones de los primeros veraneantes: miembros de la aristocracia y la alta burguesía madrileña y regional que llegaban a la playa atraídos por el fenómeno balneario de moda por aquel entonces. Por iniciativa de los marqueses de Argüelles, en 1910, abrió sus puertas el balneario de la playa, ofertándose servicios de baños de mar, yodo y algas. Poco después comenzaron la construcción de chalets alineados frente al mar como el de la propia Marquesa de Argüelles, Villa Rosario, el chalet de Antero Prieto (posteriormente Uría Aza) y Villa San Pedro. Ejemplos claros de este periodo.
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