miércoles, 25 de abril de 2018

Razones por las que las vacaciones de camping molan más que el hotel

Con la llegada del buen tiempo y de la primavera llega el momento de pensar en las vacaciones de verano o en una escapada  de unos días de esas que nos renuevan tanto las energías y nos permite seguir trabajando con muchas ganas hasta que lleguen esos merecidos días de descanso. Pues bien…la gran pregunta ¿Dónde nos alojamos este año? ¿Un hotel?, ¿apartamento?, ¿camping?

 Todos los que habéis estado de camping en verano seguro que os habéis dado algún baño natural. Los campings, por su situación nos permiten disfrutar de paraísos naturales en los que darnos algunos chapuzones, como pozas, cascadas, lagunas, ríos… y esto a uno le deja como nuevo.


Los desayunos, comidas o cenas en un porche de un bungalow o tienda  safari sientan de maravilla y con suerte mientras nos alimentamos podemos ver alguna ardilla corretear alrededor de la casita de madera o algún pajarito observándonos para ver si se nos cae alguna miga de pan al suelo y así después cogerla. La verdad que esto no tiene precio y es una gran experiencia para mayores y sobre todos para los niños. Las noches de verano a la fresca desde la terraza del bungalow observando las estrellas y la luna también tienen su aquel.
Salir de la tienda de campaña o la cabaña de madera descalzos, notar el fresquito de la hierba, olfatear las flores y respirar hondo es la medicina perfecta para comenzar un gran día en un lugar que os permitirá realizar todo tipo de actividades de turismo activo y cultural ya que las opciones son muchas y para todos los gustos y edades.
Los viajes en familia al camping son divertidísimos y permiten a los niños adquirir cierta autonomía. Además se relacionan con otros niños e incluso muchas veces hasta con niños de otros países así que imaginaos lo bueno que es esto para mejorar en las relaciones sociales y en practicar idiomas de manera gratuita.